Si has construido castillos en el aire, tu trabajo no se pierde; ahora coloca las bases debajo de ellos.
"Henry D. Thoreau"

sábado, 23 de octubre de 2010

El llanto de un hermano

Este relato corto es pura inspiración momentánea, Lo escribí hace ya bastante tiempo (un par de años creo). No os diré de que va, para saberlo tendréis que leerlo hasta el final ;)

El llanto de un hermano

 "No sé como ha podido pasar. Y pensar que ayer mismo estábamos contando bromas, chistes y sacando de quicio a mamá. Pensar que ella me está abrazando ahora mismo. Está llorando ¿sabes? Yo tengo muchas ganas de hacerlo, pero verla así solo me hacer ser fuerte por los dos, por todos. Aún así estoy roto por dentro. ¿Cómo ha podido acabar todo así? Sé que nunca podré superarlo completamente".

 El chico cerró los ojos. incapaz de seguir aguantando. Una traicionera lágrima corrió por su mejilla. Era incapaz de seguir mirando toda esa gente vestida de negro. Todos esos ataúdes. Ataúdes rodeados de rosas blancas. Las flores parecían negar los hechos, con su perfecto color blanco tal vez quisieran decir que todo estaba bien. Pero no engañaban a nadie.

 Observó el ataúd frente a él. En su interior aquel con el que había compartido veintiún años de vida. Ahora parecían pocos.

 No solo lloraba por él -pues ahora multitud de lágrimas se arrastraban por sus mejillas siguiendo el rastro de la que había sido la primera. ¿Quién dijo que los hombres no lloraban? Menudo mentiroso.-sino también por los otros sesenta ataúdes repartidos por el cementerio, esperando junto a los huecos ya excavados en las entrañas de la tierra. Esperando a que se les concediera el tan merecido descanso eterno. 
Por un momento deseó ser él quien estuviese en esos ataúdes. Podía ser un opción cobarde, queriendo escapar de la realidad, pero ser el superviviente es duro.  Ojalá hubiese sido él y no toda esa gente que había dado su vida por luchar del bando de la justicia y el amor.

 A su lado había dos ataúdes. Estaban muy juntos. También lloraba por ellos. Dos adultos muy valientes que habían sacrificado mucho más que su propia vida. Un hombre ya entrado en años sujetaba un bebé en sus brazos. estaba tranquilo, mirándolo todo atentamente. No parecía saber que quienes estaban en ese ataúd fuesen sus padres. O tal vez si no notase y lo aceptara.

 Bueno, al menos los tres grandes amigos estaban juntos, los que habían sido de algún modo "los maestros" de él y su hermano se reunían en el cielo o en lo que fuese que nos espera al morir.

  Se obligó a apretar los ojos fuertemente para evitar la salida de más lágrimas. Sería fuerte. Echó un último vistazo a los tres ataúdes, especialmente a uno mientras seis personas los bajaban al fondo del agujero para después echar tierra por encima y sellar sus cuerpos para siempre.

 En cuanto todos descansaron bajo tierra, la gente se fue marchando. Los familiares se fueron amigos. Familias rotas o grupos de amigos a los que les faltaban miembros. Madres y padres fueron a llorar la muerte de sus hijos. Nuevos hijos únicos, viudos y viudas que no afrontaban su nuevo termino se fueron marchando. Solo algunos rezagados se quedaron a decir un último adiós.

Junto a él quedaron su madre, un chico que poco le quedaba ya de chico debido a la crudeza de la guerra de la que había sido testigo y protagonista y otros dos chicos más -uno su hermano pequeño, la otra una chica de pelo castaño- que observaban todo sin poder creerselo aún. Todo había terminado, pero a un precio muy alto. De todos modos ahora quería estar solo.

 Después de lo que al chico le parecieron horas las últimas personas se marcharon, todos menos él.
Se acercó a la tumba de aquella persona por la que antes lloraba. Se arrodilló. La tierra estaba removida bajo sus rodillas.
Se abrazó a la lápida y en cuanto se separó notó un escalofrío en la espalda. Un escalofrío que al mismo tiempo era cálido, agradable. Sonrió.

-Nunca te voy a olvidar, aunque supongo que eso ya lo sabes.

Después de eso le dio un beso a la fría piedra. Mientras las primeras gotas de lluvia empezaban a caer, depositó una exuberante rosa blanca a sus pies y se marchó. No volvió la vista atrás. le estaban esperando, ese era su último adiós.

A lo lejos se podía ver la escritura reciente en una lápida:

R.I.P.
Fred Wasley

Al valiente mago
que luchó contra Voldemort 
hasta su último aliento

Tus hermanos, padres
y amigos nunca te olvidarán

4/1/1978 - 16/5/1998

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Bueno, pues espero que os haya gustado. No está exactamente igual que el original porque le he corregido faltas y mala redacción. Esas cosas.

Fred era mi personaje favorito en los libros y fue un golpe bajo para mi que muriera T.T
Así que por eso hice este Relato Corto en honor a el :3

¡Hasta la próxima lectura!

1 comentario:

  1. Ouch. De alguna manera, has dado en el clavo.
    Es realmente genial, y en alguna parte me he sentido identificado (aunque no tengo hermanos, no me he sentido identificado por eso e.e)
    Fred molaba TT.TT Odio el séptimo libro por ello, entre otras (bastantes) cosas.
    Pues ala, un seguidor a la sartén.
    Saludos,
    Yondy.

    PD: Fred, requiescat in pace.

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